Seis de la mañana, el café ya ha comenzado a enfriarse. Contemplo frente a mí el enorme póster ubicado en una de las paredes de mi habitación. Aquella ilustración de Alex Ross para el Batman R.I.P. de Grant Morrison. Imponente, poderosa. Echo mano a uno de los últimos cigarrillos que aún quedan en la cajetilla y comienzo a recordar cómo hemos llegado hasta aquí.
Rememoro aquella tarde lejana de sábado o quizás domingo, en la que Televisión Española programó dentro de la sobremesa
Batman (1989). La banda sonora de Danny Elfman tronando desde los títulos iniciales mientras la cámara viajaba por lo que al final terminaba resultando ser la señal del Hombre Murciélago. Esa emisión, como no podía ser de otra manera, terminó quedando inmortalizada en una de esas cintas VHS regrabables que toda casa tenía por aquel entonces. Recuerdo volver a ver una y otra vez según finalizó la película la escena en la que Batman hacía su primera aparición en los tejados de Gotham. Mi historia continúa durante los años siguiente. A veces gracias a aquella mítica
serie de animación que Telecinco pasaba habitualmente dentro de su programación los domingos por la mañana. En otras ocasiones, a través de videojuegos de la primera generación de PlayStation: de primeras me vienen a la cabeza títulos como El regreso del Joker o Gotham City Racer. A su vez continuaba descubriendo nuevas entregas cinematográficas del personaje como es el caso de la película
Batman Returns.
No había tarde en la que al llegar a casa después de dar clases en el colegio no encendiera el televisor y me quedara asombrado viendo desde el sofá las aventuras de aquel multimillonario disfrazado de murciélago. En mi historia con él, ni siquiera a veces hacía falta verlo, simplemente permanecía en mi imaginación: las aventuras con los amigos del colegio en el patio del recreo emulando escenas de las películas, imaginando nuestra pequeña cueva secreta en la parte trasera de aquel parque... Bastaba con atarse una toalla al cuello que sirviera de capa para empezar a crear nuestras propias historias: Alfred convirtiéndose en el villano, el Joker y sus aliados tomando la Mansión Wayne... cualquier cosa puede ocurrir dentro de la cabeza de un niño. Tampoco podían faltar las ya desgastadas figuras de Kenner con sus múltiples versiones de Batman, a cual más estrafalaria.
En cierto momento llegué a acercarme tímidamente a los cómics. Fue con una portada que me llamó poderosamente la atención y que llevaba como título de Batman: Un año después. Recuerdo de igual manera los primeros números de un coleccionable que la editorial Planeta publicó en el año 2005 y que traía consigo los inicios del personaje con las historias
Año Uno,
Dos y su secuela, Se Cierra el Círculo.
Pero antes de hablar de aquello, habría que retroceder unos años atrás, a la mañana en la que dentro de la página Imdb decido buscar "Batman" y me encuentro con el título de una película en pre-producción titulada Batman Begins. Corrí a buscar un diccionario para saber su traducción: comenzar, iniciar. Poco a poco fueron llegando imágenes: el personaje extendiendo en el aire una enorme capa dentro de lo que parecía un edificio. No podíamos faltar a la cita, Batman había vuelto.
Era 2005, y el Palacio de la Música (que tristemente dejó de servir como sala de cine hace unos años) proyectaba Batman Begins. Resultó un acercamiento distinto al personaje, quizás no como esperaba desde la perspectiva de un niño de 9 años, pero que igualmente fue interesante. A la salida del cine ya se escuchaban rumores. El director del film estaba interesado en una secuela que contara con el Joker como villano principal. Tres años tendríamos que esperar para ver el resultado: ni más ni menos que la mejor película de superhéroes creada hasta la fecha con una legendaria actuación de Heath Ledger como Joker que le valió el Óscar a título póstumo como Mejor actor de Reparto. Y fue en aquel momento, en mitad de aquella batmanía que parecía desatarse de nuevo, cuando comienzo a profundizar como nunca antes lo había hecho en la historia del personaje.
Mi primer cómic comprado a conciencia fue The Dark Knight Returns, la obra maestra de Frank Miller, en su edición española de Planeta deAgostini. Descubrí en aquel entonces una forma de arte tan poderosa que me dejó absolutamente pegado a sus páginas durante un par de días. Todo lo demás ocurrió de golpe, tales eran las ganas de ocupar mi cabeza con los cómics de este personaje, que en pocos meses ya había devorado la mayor parte de sus obras más reconocidas. A día de hoy echo en falta la sensación de leer, por ejemplo,
La Broma Asesina por primera vez, y no puedo evitar sentir envidia sana por todos aquellos nuevos lectores que aún están por descubrir todas aquellas grandes historias del Cruzado Enmascarado. De algún modo, Batman fue la excusa para adentrarme en el mundo del cómic, así que, además de darme incontables días de entretenimiento, es el motivo por el cuál descubrí una de mis mayores pasiones: la novela gráfica, en especial todo lo relacionado con Alan Moore.
En mitad de toda esta vorágine, comencé a compartir mis opiniones sobre el personaje y a entrar en debates acerca de él gracias a foros de Internet que reunían a multitud de fans con los que aprendías mutuamente (mención especial a
Batman Foro, de la cual guardo un cariño especial). Poco a poco el mundo blogger ha ido comiendo terreno a los foros, pero por aquel entonces era lo que más despuntaba. Fue gracias a esto que tuve el placer de conocer a una de las personas más importantes de mi vida, el compañero que toda persona debería tener en su vida y con la cuál mantengo ahora una bonita amistad. Con todo esto llegamos a septiembre del año 2009, la creación de este blog al que en estos momentos estás dedicando tu tiempo. Con los conocimientos justos de edición y la ilusión de un chaval de 14 años me propuse contar todo aquello que me apeteciera y que estuviera relacionado con Batman. En ocasiones vuelvo a entrar en él y comienzo a echar un vistazo a algunas de las 1145 entradas que recoge este blog. Se dice pronto, ¿verdad? Son muchas las horas invertidas en ellas a lo largo de los años.
Aquel sería tan sólo el comienzo, y es que dos años después, en 2011, surge la idea de crear un podcast (programa radial online) que continuara reuniendo a nuevos fans del personaje. Sería el primero en crearse sobre Batman en español y llevaría como título
Desde la Cueva Interminable (en homenaje a una de las últimas líneas del cómic The Dark Knight Returns). Eduardo Carlos, Diego Llobet y, posteriormente, Fernando Benítez, fueron mis ayudantes en cada grabación. Dos años, 26 programas mensuales (uno de ellos en directo), días enteros dedicados a crear los guiones, idear secciones, grabar los programas y editarlos posteriormente. Jugamos a ser importantes, recopilamos mes a mes todo cuanto tuviera que ver con Batman, seguimos punto por punto cada novedad sobre
The Dark Knight Rises, la conclusión del Batman de Christopher Nolan,
entrevistamos a populares guionistas y dibujantes del mundo del cómic... incluso conseguimos la acreditación de prensa en la
Expocómic de Madrid y el
Salón del Cómic de Barcelona. A día de hoy sigo viendo esta etapa como una de las más bonitas de mis casi 20 años de edad. Faltarían palabras para describir las alegrías que me ha proporcionado este podcast más allá del duro trabajo al que me sometía. Sabías que siempre merecería la pena cuando te encontrabas con comentarios de la gente valorando tu trabajo.
A veces las personas cambian, o simplemente evolucionan y buscan otros objetivos. Tanto el blog como el podcast llegaron a saturarme en un momento dado, y pienso que cuando algo como esto no se hace con pasión y desde el corazón, es cuando pierde todo sentido. No quería llegar ni mucho menos a un momento en el que me cansara del personaje. Decidí acabar con todo, centrarme en disfrutar leyendo cómics de Batman o viendo sus películas sin la necesidad de estar pendiente de cualquier pequeño detalle para después analizarlo en el blog para todo aquel que lo leyera.
Quién sabe lo que deparará el futuro. Quizás -y sólo quizás- en un tiempo sienta la necesidad de volver a este mundo. Por el momento sigo conformándome con pasar de tanto en tanto por aquí y sonreír viendo cómo era todo o escuchando los programas que alojábamos en la red. Me llevo una larga lista de experiencias, anécdotas, gente maravillosa a la que conocí y la certeza de que todo cuanto hice tuvo su recompensa.
Gracias a Bob Kane y Bill Finger por crear una de las cosas más hermosas que le pudieron ocurrir a mi vida. A todos aquellos que mantienen su espíritu vivo con el paso de los años. A los que, como yo en su día, ayudan a los nuevos lectores a conocer más datos sobre el personaje mediante sus páginas (muchas de ellas más documentadas que las convencionales). A los que estuvieron, están y a los que vendrán. A todos los que hicisteis posible esta maravillosa aventura. Y, sobretodo: a ti, por haber crecido a tu lado y por enseñarme a no rendirme jamás.