jueves, 15 de marzo de 2012

Planeta publica el libro Una vida con Batman, de Michael Uslan


Planeta de Agostini Cómics venía publicando varios mensajes a lo largo de estas semanas en los que dejaban entrever una sorpresa relacionada con el personaje de Batman. Pues bien, ayer mismo el blog de la editorial anunció que editarán el reciente libro de Michael Uslan (productor de toda la saga cinematográfica de Batman) titulado Una vida con Batman, en el que hablará de su experiencia con el personaje. Está previsto que el libro se lance el próximo mes de mayo, hasta entonces Planeta nos ha proporcionado dos fragmentos del libro muy interesantes. Click en leer entrada completa para leerlos.

Fragmento 1

Puede que mi madre me diera a luz, pero mis cómics me formaron y me convirtieron en la persona que soy ahora. Publicados todos los miércoles durante toda mi vida fueron siem­pre la siguiente aventura que acechaba en el ulterior rincón de mi cerebro, proporcionaron nuevo vocabulario al arsenal literario que acumulaba a los ocho años… «enemigo», «origen», «indestructible» o «invulnerable»… y fueron la Batcueva, el santuario secreto protector, donde podía escapar del mundo real y encontrar amigos, héroes y damiselas en apuros que no se burlaran de un crío que leía cómics. Eran el lugar seguro donde acurrucarse, tanto en un rincón tranquilo y retirado del patio del colegio, en la casita del árbol de nuestro jardín o bajo la sábana, de noche, con mi linterna de bolsillo de los boy-scouts.
¿Quién soy? Soy el niño cuyas nociones preconcebidas del instituto y las citas provenían de leer Archie Comics, Betty & Veronica y Jughead. Soy el tipo que al escuchar la palabra «Kent» piensa en superhéroe y no en cigarrillos. Soy el chaval que consiguió una «A» en su trabajo sobre El rojo emblema del valor sin haber leído el libro sino su versión en cómic para Classics Illustrated. Soy el aficionado que revisó todas las viñetas de todas las páginas de todas las historias de todos los números de todos los cómics para encontrar pifias sobre las que poder enviar una carta al editor y así poder llegar a ver mi nombre publicado en un cómic que tuviera el nombre de Bruce Wayne cerca del mío. ¿Bruce Wayne? ¿Alfred? ¿Dick Grayson? ¿El Joker? ¿Catwoman? ¿El Pingüino? ¿Dos Caras? ¿El Acertijo? ¿Batwo­man? Los conocía a todos. Personalmente. Lo sabía todo sobre ellos. Conocía sus orígenes secretos (después de que mi madre me dijera qué eran «orígenes»). Sabía dónde estaba aparcado el Batmóvil.
Sabía el nombre de la calle donde los padres de Bruce murieron acribillados. Sabía el nombre de pila del Comisario Gordon y el apellido de Alfred (los dos primeros apellidos de Alfred; había dos… ¡Una pifia!). Me sabía cada palabra que Bruce había pronunciado cuan­do «casi como respuesta, un enorme murciélago entra por la ventana abierta…». Conocía todos los trofeos de la Batcueva y la auténtica fecha del penique gigante. ¿Por qué sé todo eso y tengo la cabeza repleta de datos, detalles y definiciones que para vosotros no tienen la menor importancia pero que eran lo único que me importaba a mí mientras crecía? ¿Porque en mi interior nunca he llegado a crecer? Responder a eso es conocerme. Sí, me llamo Mi­chael Uslan. Pero él no es exactamente quién soy… realmente… en mi identidad secreta.
Soy el Chico Que Adoraba a Batman.

Fragmento 2

Los cómics costaban 10 centavos. El verano que cumplí diez años elegí del revistero con el cartel «Hey, Kids! Comics!» de la Farmacia Wanamassa los nuevos ejemplares de Superman’s Pal, Jimmy Olsen; Action Comics y Superman’s Girl Friend, Lois Lane; y le solté al Sr. Lieberman, el farmacéutico dueño del lugar, una moneda de 25 centavos y otra de 5. Miró detenidamente mi triple adquisición y dijo, «Los tres serán 36 centavos, hijo». Sonreí y educadamente le dije que no, que los cómics costaban 10 centavos. Él le dio la vuelta al Jimmy Olsen y señaló un recuadro en la parte superior al que no encontré sentido alguno. En realidad, no podía… y me negaba completamente a… creerlo. El recuadro que siempre había señalado «10¢» o «Todavía 10¢» ahora marcaba «12¢». Lo miré fijamente, mientras esperaba que volviera a los «10¢» anteriores. No lo hizo. A los diez años recibí mi primera y desalentadora lección sobre algo llamado «inflación»… Algo sobre lo que ningún niño ten­dría que llegar a saber nunca. Me veía obligado a dejar uno de los cómics. ¡No podía hacerlo! ¿Cómo iba a dejar allí uno de aquellos tres números? ¡Los NECESITABA!.

2 comentarios:

  1. Ardo en deseos de abalanzarme sobre este libro y devorarlo. Últimamente están saliendo bastantes ensayos interesantísimos sobre Batman que por desgracia me quedaré con las ganas de ver editados en español, como uno que mostraban hace poco en la página de Facebook, ese de "Batman and philosophy", y sobre todo el tremendo "The Joker" de Dan Wallace, que mataría por hincarle el diente... pero yo el inglés no lo domino, ni siquiera si es bajito y se deja, snif... menos mal que por lo menos Planeta (imagino que rebotada por la puñalada trapera que les ha hecho ECC) me da alguna alegria para que tenga ganas de seguir viviendo...
    Por cierto, señor BatKeaton... ¿Sería mucho pedir que cambiase usted el color de fondo de los comentarios...? Esque este blanco sobre gris me cuesta un poco... tengo ya unas cuantas dioptrias y no quisiera acabar trabajando en la O.N.C.E... Gracias.

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    1. Jeje creeme que lo llevo intentando desde hace meses, pero no hay manera. Parece ser que es por algún error del código HTML. En cuanto sepa más, aviso. Saludos.

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